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José de Ribera, conocido como “El Españoleto” por su origen valenciano y su corta estatura, desarrolló gran parte de su carrera en Italia, donde fue uno de los principales exponentes del tenebrismo. Su obra se caracteriza por un realismo crudo y una atención al detalle que lo distinguen como uno de los grandes maestros del siglo XVII.
Ribera se inspiró en el estilo de Caravaggio, pero logró adaptarlo a su propia visión, centándose en escenas de martirio, santos y temas mitológicos. Obras como El Martirio de San Bartolomé y La Mujer Barbuda muestran su habilidad para capturar las emociones humanas y la fisicidad de sus personajes.
A pesar de vivir en Nápoles, Ribera mantuvo una fuerte conexión con España, influenciando a artistas como Velázquez. Su legado trasciende fronteras y es considerado una figura clave tanto en la pintura española como en la italiana.