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Luis de Morales, conocido como “El Divino”, es una de las figuras más representativas del manierismo en España. Su obra está profundamente arraigada en la devoción religiosa, con un enfoque en la representación de escenas de gran espiritualidad. Morales sobresale por su capacidad para transmitir emociones profundas a través de sus figuras, que suelen ser alargadas y estilizadas, en línea con las tendencias manieristas.
Sus composiciones, como las numerosas versiones de la Virgen con el Niño o el Cristo coronado de espinas, muestran una paleta de colores vibrantes que incluye rojos, verdes y morados esmaltados. Estas obras no solo reflejan su talento artístico, sino también su habilidad para adaptar los estilos flamencos e italianos al contexto español, creando un lenguaje visual único y reconocible.
Aunque su obra se centró en la temática religiosa, Morales también fue un innovador en términos de técnica y composición. Su influencia se extendió más allá de Extremadura, consolidándose como una figura clave en la historia del arte español del siglo XVI.