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El Neoclasicismo dejó un impacto duradero en el arte y la arquitectura, no solo en Europa, sino también en América y otras partes del mundo. Su énfasis en la simplicidad, la proporción y la armonía sigue siendo una fuente de inspiración para arquitectos y diseñadores modernos.
Movimientos posteriores como el Neoclasicismo tardío del siglo XIX y el Renacimiento clásico del siglo XX retomaron estos ideales. En la arquitectura contemporánea, se pueden observar influencias neoclásicas en edificios gubernamentales, museos y monumentos. Por ejemplo, el Lincoln Memorial en Washington, D.C., adopta un diseño similar al de un templo griego, destacando la atemporalidad de las formas clásicas.
Además, en el ámbito educativo y museístico, el Neoclasicismo sigue siendo estudiado como un ejemplo de cómo el arte puede reflejar los valores y aspiraciones de una sociedad. Su legado demuestra que las formas antiguas, reinterpretadas en un contexto moderno, pueden seguir siendo relevantes y significativas.