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Bartolomé Esteban Murillo fue uno de los pintores más destacados del barroco español. Nacido en Sevilla en 1617, Murillo se especializó en temas religiosos, representando a la Virgen María y a la Sagrada Familia con una ternura y dulzura que definieron su estilo. Sus Inmaculadas se convirtieron en un referente iconográfico, con figuras etéreas envueltas en una luz suave y celestial.
Murillo también abordó el realismo en escenas costumbristas que mostraban niños mendigos y trabajadores en un contexto cotidiano. Estas obras, aunque aparentemente simples, transmiten una profunda empatía hacia los más desfavorecidos y destacan por su tratamiento de la luz y el color. Entre sus obras destacadas se encuentran Niños comiendo melón y uvas y La Virgen de la Servilleta.
La influencia de Murillo trascendió su época y su región. Su capacidad para combinar el realismo con la devoción religiosa hizo que sus obras fueran ampliamente demandadas tanto en España como en América, convirtiéndolo en un artista universal.