Un tipo de población algo distinto de estas ciudades municipales eran los campos fortificados de las legiones, que se urbanizaban también según un plan bastante regular. En los campos militares construidos por Nobilior cerca de Numancia, en tiempo de la República, encontramos ya el mismo plan de un campamento de la época imperial. El recinto es más o menos cuadrado, con foso y murallas, y tiene sus calles de alojamientos para los soldados, con otras habitaciones mayores para los oficiales superiores de las milicias en el pretorio.
Más tarde, estos campos fortificados se encuentran solo en las fronteras del Imperio: en las provincias pacificadas bastaba la simple policía local. En España, por ejemplo, en tiempo de Vespasiano había para toda la Península una sola legión, acuartelada en León. El ejército estaba acumulado en los lugares de peligro; en el Danubio y Bretaña por el Norte, y en las fronteras del desierto, por el Oriente.
En África, aunque la población, formada en su mayor parte de colonos romanos, no podía ser más adicta, se necesitaban, sin embargo, legiones para defenderla de las incursiones de los bereberes del sur, que a cada momento devastaban audazmente las regiones colonizadas. El campo militar de Lambesa, construido para la tercera legión Augusta, defendía esta parte de la Mauritania. Tenía una escuela y unas termas; las dos vías principales eran porticadas con celdas para las decenas o compañías de soldados, y el pretorio, que ocupaba el gobernador del campamento, tenía la planta baja completamente abierta, con grandes arcos en sus cuatro fachadas, y pudo haber servido para sitio de reunión de los veteranos. En el piso alto estarían probablemente las habitaciones particulares de los centuriones y sus familias.
Lambesa nos entera de muchísimas particularidades de la vida militar romana; en su vecindad se construyó expresamente Timgad, para que pudiera servir de habitación a las familias de los simples legionarios, pues muchos eran casados. Sin embargo, Timgad resultó también demasiado apartada, y un municipio regular surgió en las inmediaciones del campo de Lambesa.
En Germania se han encontrado también restos de campos fortificados de las legiones, uno de los cuales, cerca de Salzburgo, ha podido ser totalmente reconstruido. Estaba rodeado por un foso, y a cada lado de la puerta había la estatua de un emperador. Las legiones tenían también sus artistas especiales y hasta mostraban cierto gusto por los edificios conmemorativos. La obra más importante, artísticamente hablando, de los arquitectos y escultores militares es el gran monumento cerca de Adam-Kilise, en Besarabia.
Era una gran torre maciza circular, con un friso de pilastras alternadas con metopas, y en lo alto una cubierta cónica y un cuerpo octogonal menor que sostiene una panoplia formada con armas y armaduras. Alrededor, caídas por el suelo, estaban varias metopas del basamento que ponían de manifiesto un arte especialísimo. Las excavaciones, llevadas a cabo en gran escala hace algunos años, han aclarado la cuestión; se encontraron no solo muchísimos más fragmentos de las esculturas, sino también una lápida cuya leyenda pone fuera de discusión que el monumento de Adam-Kilise se construyó con ocasión de las campañas de Trajano para asegurar las fronteras del Danubio, entre los años 108 y 109 después de Jesucristo.
La torre de Adam-Kilise sostiene el característico símbolo romano del trofeo. Este consistía en un árbol o palo plantado en el lugar donde el ejército había conseguido la victoria y decorado con la panoplia de las armas de los vencidos. Al principio, los trofeos eran rústicos árboles decorados con armas, pero pronto se quisieron hacer más permanentes aquellos testimonios de un éxito militar y se construyeron con basamentos de gran monumentalidad para sostener el verdadero trofeo esculpido en piedra.